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Cerebro completo de uno de los dinosaurios más antiguos reconstruido por primera vez

El estudio del cerebro de organismos extintos arroja luz sobre sus comportamientos. Sin embargo, los tejidos blandos, como el cerebro, no suelen conservarse durante períodos prolongados. Por lo tanto, los investigadores reconstruyen los cerebros de los dinosaurios analizando las cavidades craneales con tomografía computarizada. Exige cerebros bien conservados, que es la región que envuelve los tejidos cerebrales. Hasta la fecha, no se han encontrado neurocráneos completos y bien conservados de los dinosaurios más antiguos del mundo.

Buriolestes se alimentan de un pequeño lepidosauromorfo en un paisaje triásico de Brasil. Crédito: Márcio L. Castro

En 2015, un paleontólogo brasileño de la Universidade Federal de Santa Maria, el Dr. Rodrigo Temp Müller, desenterró un esqueleto excepcionalmente bien conservado de una localidad fosilífera en el sur de Brasil. El esqueleto, de aproximadamente 233 millones de años (período Triásico), pertenece a un pequeño dinosaurio carnívoro llamado Buriolestes schultzi y se conservó todo el cráneo. Ahora, investigadores brasileños han reconstruido el primer cerebro completo de uno de los dinosaurios más antiguos del mundo.

Cerebro de buriolestes schultzi. Crédito: Márcio L. Castro

El estudio fue publicado en Journal of Anatomy y realizado por Rodrigo T. Müller, José D. Ferreira, Flávio A. Pretto y Leonardo Kerber de la Universidade Federal de Santa Maria y Mario Bronzati de la Universidade de São Paulo.

El cerebro de Buriolestes schultzi es relativamente pequeño y pesa aproximadamente 1,5 gramos, que es un poco más ligero que un guisante. La forma era primitiva, se asemejaba a la morfología general del cerebro de un cocodrilo. Además, la presencia de estructuras bien desarrolladas en el cerebelo indica la capacidad de rastrear presas en movimiento. Por el contrario, el sentido del olfato no era elevado; por lo tanto, es más probable que Buriolestes schultzi cazara y rastreara presas basándose en su capacidad óptica más que en su sentido olfativo.

A pesar del comportamiento de alimentación carnívoro de este dinosaurio, pertenece al linaje de los saurópodos herbívoros gigantes de cuello largo, los animales terrestres más grandes que jamás hayan existido. Sin embargo, Buriolestes schultzi se considera el miembro más antiguo de este linaje. Entonces, la nueva reconstrucción del cerebro permite a los investigadores analizar la evolución cerebral de este impresionante linaje.

Una de las tendencias más notorias es el aumento de los bulbos olfativos. Mientras que estas estructuras responsables del sentido del olfato son relativamente pequeñas en Buriolestes schultzi, se vuelven muy grandes en saurópodos posteriores y formas estrechamente relacionadas. El desarrollo de un fuerte sentido del olfato podría estar relacionado con la adquisición de un comportamiento social más complejo, que se basa en el sentido olfativo en varios grupos de vertebrados. Alternativamente, también se ha observado que las altas capacidades olfativas jugaron un papel importante en la búsqueda de alimento, ayudando a los animales a discriminar mejor entre plantas digeribles e indigeribles. Finalmente, otra supuesta explicación para el aumento en el sentido olfativo de los saurópodos se basa en la capacidad de detectar señales químicas de depredadores.

Los científicos también calcularon la capacidad cognitiva, o inteligencia, de Buriolestes schultzi en función del volumen cerebral y el peso corporal. Los valores obtenidos son superiores a los de los saurópodos gigantes, como Diplodocus y Brachiosaurus, lo que sugiere una disminución de la encefalización en el linaje. Esto es interesante porque varios otros linajes presentan un aumento en la encefalización a través del tiempo. Sin embargo, la capacidad cognitiva de Buriolestes schultzi es menor que la de los dinosaurios terópodos, el linaje que incluye Tyrannosaurus, Velociraptor y aves.

Referencia: “Development and evolution of the notarium in Pterosauria” by Alex Schiller Aires, Leici Machado Reichert, Rodrigo Temp Müller, Felipe Lima Pinheiro and Marco Brandalise Andrade, 7 October 2020, Journal of Anatomy.DOI: 10.1111/joa.13319

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